¿Qué es lo que
motiva a una persona a hacer esto?
Hay un dicho que
dice que "al que no quiere caldo, le dan dos tazas." Y suena extraño
decirlo después de cuatro años conectándonos cada semana - con importantes
pausas, a veces - pero la respuesta más honesta y sencilla es que no fue algo
que ninguno de los dos planeó. De hecho, Dios sabe que, al inicio, yo mismo no
quería hacerlo. Ya te cuento de qué se trata esto...
Quizá el mejor
punto para contar esta historia es precisamente el año en que inició todo, el
2020.
¿Será que algo
fuera de lo ordinario sucedió ese año? Ah, sí, casi se me olvidaba, ¡una
pandemia!
El año 2019 fue
un año particularmente difícil a nivel ministerial para nosotros, ciertamente
buscábamos servir a Dios, pero había - y aún hay - muchísimas cosas que Él
necesitaba trabajar en nuestras vidas.
En Febrero del
2020 fuimos a visitar a varios misioneros, unos en México, y otros en Ecuador,
haciendo escala en Perú. Para entonces se oía de rumores de un virus que estaba
afectando China, pero eso estaba muy lejos.
Nuestra sorpresa
es que en Marzo, a dos semanas de haber aterrizado, las fronteras de Costa Rica
se cerraban, y el famoso virus nos había estado pisando los talones durante
todo el viaje. Esto es historia para otro día.
Acto seguido, se
decreta el cierre de todos los lugares de reunión pública en el país, y eso
implicaba no sólo el box (gimnasio donde la gente hace Crossfit), donde pasaba
al menos 3 horas cada una de las 5 noches que entrenaba, sino también la
iglesia donde servíamos.
En Febrero del
2016 María y yo decidimos dejar nuestra casa recién construida en Cartago, y la
iglesia donde nos habíamos formado, para tomar una puerta que Dios había
abierto en Liberia, sabiendo que Dios nos había llamado a servir en una nueva
iglesia.
La excusa, el
trabajo de mi esposa; la oportunidad, mi profesión, que me permite trabajar
remotamente. Pero ese es tema para otro momento.
De repente,
nuestro motivo para estar en Liberia, que es el ministerio, se pausa de forma
indefinida e incierta por situaciones totalmente ajenas a nosotros - el virus -
y nos encontramos entonces en una "crisis existencial,"
preguntándonos ¿para qué estamos aquí?
Verán, es difícil
admitirlo, pero existe un secreto a voces respecto a la manera tan conveniente
que algunos tienen o tenemos de vivir la vida Cristiana. Muchas personas van a
la iglesia como una forma de "cumplir" con Dios y seguir viviendo su
vida "regular" durante el resto de la semana - le hago el favor a
Dios de ir el Domingo a la iglesia y, como Él ya está contento con eso, me voy
el resto de la semana a vivir mi vida.
Bueno, si
llevamos esto al "siguiente nivel" (el ministerial), la situación no
es muy diferente. Sirvo a Dios en la iglesia una o dos veces a la semana,
cumplo con todo lo que se supone que un "buen Cristiano" debe hacer -
compartir el evangelio a los niños en las clases, predicar dos veces al mes,
cantar, etc, etc, etc - y luego me voy a vivir mi vida porque "ya
cumplí." "Vaya, qué buen Cristiano que soy." Y, para añadir un
poco más de drama, "yo lo deje todo para venir acá."
Más agua tibia no
la hace más caliente... piénsalo un poco.
Lo mejor que Dios
puede hacer en ese momento es simplemente desnudarte, quitarte todas las
excusas y dejarte completamente descubierto, para que no tengas más opción que
observar tu triste realidad. Obviamente, hablo por mí.
Dios estaba
comenzando a prepararnos para atravesar nuestra más grande crisis hasta la
fecha, sin nadie a nuestro lado más que Él. Este fue el inicio de la época más
oscura en mi vida Cristiana.
No voy a entrar
en detalles, hay muchas cosas que quizá las escriba en otra ocasión. Lo
importante es que entonces aprendí una cosa: No importa qué tan viejos seamos,
tanto hombres como mujeres (pero en especial los hombres), todos tenemos una
chupeta. Sí, una chupeta; esto que le ponen a los bebés en la boca para que
dejen de llorar, que los calma por un rato, que no los alimenta y en algunos
casos hasta les hace daño, pero que los "calma" y los entretiene por
un rato, para que dejen de pensar en lo que los hace sufrir, esperando poder
quedarse dormidos y que todo pase; pero que no cambia en nada su situación.
Algunas personas
recurren a los vicios, como por ejemplo el alcohol, otros recurren a pecados,
que no vamos a mencionar en este momento, otros recurren al entretenimiento,
entre otras cosas.
Yo soy un claro
ejemplar de los males de mi generación, yo soy un millenial al que le
gustan los videojuegos, y muchas veces recurro a ellos cuando tengo problemas.
En esta crisis
atravesé la peor depresión de toda mi vida hasta ahora, y el contador de horas
de mi juego favorito es testigo de ello. Un dato para otro día.
En medio de todo
esto, la gente se está muriendo afuera, la situación en el trabajo de mi esposa
está en el peor momento de toda su historia, no solo a nivel nacional (mi
esposa es médico), sino a nivel personal. Una cosa es no querer morirse, otra
muy diferente es vivir con el temor de transmitir un virus mortal de un
paciente a otro, o traerlo de vuelta contigo a casa. Nadie que no haya vivido
esa realidad podría entenderlo. Los amigos cercanos de María saben de qué estoy
hablando.
Es en medio de
todo esto que Dios actúa.
Quisiera
contarles que me fortalecí en el Señor y en el poder de su fuerza (Efesios
6:10), pero eso sería mentira. La verdad es que María es quien creció más
fervientemente en su vida de oración mientras yo me consumía en mi chupeta.
Ciertamente sé que ella oraba por su esposo.
Después de su
propio horno de fuego, María comenzó realmente a clamar a Dios por
oportunidades para compartir el mensaje de salvación con alguna de todas esas
personas que se estaban muriendo allá afuera. Hasta que un día...
Estado de
Whatsapp - "¿Quiere que ore por usted? ¿Quiere conocer de Dios?
Escríbame"
Nadie respondería
a esto en condiciones "normales" y lo más lógico es pensar que es
debido al temor a la muerte que muchas personas comenzaron a escribirle
mensajes a mi esposa, pero yo creo que la oración eficaz del justo puede mucho
(Santiago 5:16). ¿Qué otra respuesta podría haber recibido María si su
ferviente oración era conforme a la voluntad y el deseo de Dios de salvar a las
personas?
En los días
siguientes...
"María, ore
por mí"
"María, ore
por este familiar que se está muriendo"
"María,
seamos amigas de Biblia"
"María, nos
podemos reunir con esta persona para estudiar la Biblia"
Yo estaba
demasiado ocupado, atontado, tratando de adormecer los pensamientos en mi
cabeza. Y, para colmo de males, ni siquiera estaba mejorando en el videojuego.
"Pato, una
pareja quiere estudiar la Biblia con nosotros"
¡Qué problema!
Si alguien le
preguntara a Natanael en ese momento, ¿quiere hacerlo? yo sé la respuesta:
¡Definitivamente NO!
Pero el problema
no era ese. El problema es que yo literalmente tengo terror de decirle a Dios
que no. Y créanlo o no, esto es algo bueno, quizá mi única respuesta correcta
en ese momento.
Verán, decirle a
Dios que no, implica, al menos para mí, correr el riesgo de que Él ya no me
necesite en esta tierra, y tener que subir en vuelo directo a rendir cuentas
delante suyo en el tribunal de Cristo - tema que no voy a explicar el día de
hoy.
Y después de
reunirnos por casi 2 meses con esta pareja de amigos, donde en cada ocasión le
compartimos el mensaje de salvación...
"María,
hagamos un estudio bíblico virtual e invitamos a más personas"
¡¿Por qué a mí?!
¡¿Acaso no puede hacerlo otro?! ¡Yo no quiero! - Pensaba Natanael - Pero tengo
demasiado miedo de decirle a Dios que no.
Después de una
semana completa, donde cada día María me preguntaba, "¿vamos a hacer el
estudio? sino para cancelarlo;" tomé lo que había aprendido de mis muchas
y vergonzosas horas de videojuegos y directos (streaming), y armé lo que sería
la presentación del estudio bíblico. Eso sí, María no lo iba a saber sino hasta
el último minuto.
Teniendo con
nosotros un bosquejo con el plan de lectura de 6 meses de un estudio bíblico
llamado "Desde la Creación hasta Cristo," empezamos; utilizando
nuestra propia versión de un método llamado Descubrimiento Bíblico (Discovery
Bible Method). Sin mucha preparación, con nada de deseo de mi parte, y motivado
por el temor a Dios - sí, un literal terror de que ya no me necesitara más
aquí.
Quién iba a decir
que se conectarían más de 15 personas el primer día: amigos del gimnasio,
familiares por los cuales habíamos estado orando por años, personas a las que
habíamos tenido el privilegio de ayudar en medio de alguna crisis de salud,
amigos de amigos, y personas Cristianas también. Nos acompañó, inclusive, un
compañero de videojuegos.
Mirando atrás
pienso, cuan poco preparado y cuan indispuesto estaba.
Gloria a Dios por
su gracia, su paciencia, y su misericordia.
En cuatro años,
muchas personas han pasado por nuestro pequeño estudio bíblico. De los
primeros, pocos son los que siguen con nosotros. Pero todos los que nos han
acompañado han escuchado el mensaje de salvación, así nos hayan acompañado una
única vez.
Dios ha dado
fruto a lo largo de este tiempo. Varios de ellos le entregaron su vida a Cristo
en este proceso, y algunos sirven inclusive en su iglesia local. Para otros ha
sido un puente para volver a los caminos de Dios. Nosotros no somos dignos, y
mucho menos sabemos cómo, pero Dios lo ha usado de una u otra manera.
Ciertamente yo era como Jonás, al inicio de su historia.
A lo largo de 4
años hemos estudiado "Desde la Creación hasta Cristo," el libro de
Jonás, todo el libro de Josué, y varios otros relatos de la Biblia - versículo
por versículo. A la fecha, vamos por la mitad del evangelio según Marcos.
Es curioso cómo
Dios puede utilizar hasta la más pésima actitud, no lo digo por Jonás sino por
mí, para algo que puede ser útil para su gloria.
Yo sigo siendo
igual de inadecuado e incompetente para guiar a nadie a través de la Biblia, si
alguien me preguntase cuál es el obstáculo o la dificultad más grande de
nuestro estudio bíblico, la respuesta siempre es Natanael. Pero la gracia de
Dios es mayor que mi incapacidad y mi frecuente falta de ganas. Nuestra
competencia proviene de Él (2 Corintios 3:5).
Hay muchas cosas
que han cambiado en nuestras vidas a lo largo de los últimos 4 años. Para la
gloria de Dios, ya no somos los mismos.
Hay un punto
donde todo Cristiano debe decidir si va a seguir viviendo convenientemente o
no. Estudiar la Biblia públicamente implica, primeramente, para nosotros,
reconocer que antes vivíamos convenientemente, no importa cuánto creamos que estábamos
sirviendo a Dios antes de la pandemia. Dios no quiere parte de nuestra
vida/semana, Él es digno de toda ella.
Hacer esto
públicamente, especialmente partiendo del hecho de que creemos que la Biblia es
en verdad la Palabra de Dios (1 Tesalonicenses 2:13), literal y tal cual está
escrita - cada palabra individual - implica que algunas personas no van a estar
de acuerdo con lo que hacemos, o con cómo lo hacemos. Otros cuestionarán
inclusive nuestra motivación para hacerlo.
Yo sé una cosa,
no era parte de nuestro plan, sino una necesidad que Dios puso delante de
nosotros - personas que intencional y abiertamente querían estudiar la Palabra
de Dios.
Para algunas
personas, dedicar una noche de la semana al estudio de la Palabra de Dios no es
importante, les puedo decir que para nosotros ciertamente lo es: orar juntos,
compartir el estudio de la Biblia juntos, crecer juntos (¿ya dije "juntos"?)
- ¡Qué bendición!
Aprender de todos
los que nos han acompañado por tantos años es uno de los privilegios más
grandes que Dios me da cada semana. Escuchar a las personas hablando la Palabra
de Dios cada semana es una gran bendición.
No somos una
iglesia, nunca hemos pretendido serlo, parte de lo que constantemente
mencionamos es la necesidad de cada uno de los que nos acompaña de ser parte de
su propia iglesia local y física. El cuerpo de Cristo no es un cuerpo virtual,
sino espiritual que se refleja en personas físicas en una iglesia local.
Dios ha utilizado
nuestro pequeño estudio bíblico virtual para su gloria, y en esto me gozo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario